El marketing tiene sentido en la medida en que pone en el centro de todas sus actividades al consumidor. Este aspecto es de la máxima importancia en todas las variables del mix de marketing y cada una de ellas lo incorpora de diversas maneras.
La variable producto se supone que proporciona al consumidor un conjunto de satisfactores de diferentes tipos de necesidades: físicas, ergonómicas, funcionales, psicológicas, etc. y que aparecen en distintos planos: operante, emocional, simbólico etc.
Las empresas fabricantes gestionan en general, todas o la mayor parte de las cuestiones relativas al producto: su concepción, el desarrollo, su producción etc. Hoy la industria es muy consciente de que el producto debe responder a las necesidades y deseos de los consumidores.
Por tanto, el contacto con los consumidores justo en los momentos en los que se está trabajando en torno al concepto del producto y a su utilidad, es determinante para que el resultado del trabajo esté asociado al mundo de las necesidades tal como las vive y siente el consumidor.
En los últimos años, en un mundo hiperconectado e hipercomunicado, la lógica de marketing se ha visto obligada a modificar el tradicional rol un tanto pasivo, atribuido al consumidor en la fase de concepción de los nuevos productos.
Hoy no es suficiente con conocer las necesidades del consumidor, se hace necesario dar un paso más e involucrar al consumidor en las tareas de concepción y desarrollo de los nuevos productos.
Ello es totalmente coherente con el nuevo perfil del consumidor, esencialmente activo en todos los aspectos relacionados con el marketing. El consumidor actual está participando activamente en todos los procesos en los que entiende que se juegan sus intereses. No nos resulta nada extraño que los consumidores participen activamente en multitud de procesos que hasta hace poco eran sólo “internos” a las propias compañías; desde las cuestiones de innovación y creatividad hasta los temas de generación de opinión pública en torno a los productos y sus características.
Nunca antes como ahora, la opinión de los consumidores ha influido tanto en los procesos propios de la industria y en los pensamientos, intenciones y decisiones de compra de otros consumidores.
En estas condiciones necesitamos un marketing avanzado, un marketing que contemple y se beneficie de una mayor participación del consumidor. Este aspecto se traduce en relación con los productos, en evolucionar desde la investigación de las necesidades del consumidor de corte más tradicional, hacia la co-creación de los productos con el consumidor.
La co-creación es, por tanto, una técnica de investigación muy conveniente en estos momentos, pero al mismo es tiempo también, una estrategia de desarrollo producto imprescindible. Los departamentos de desarrollo de producto necesitan integrar en su día a día el concepto de co-creación y ello desde dos puntos de vista cercanos pero diferentes: como estrategia de desarrollo de productos y como técnica de aproximación al futuro comprador de los mismos.
La experiencia demuestra que los productos concebidos y desarrollados con técnicas de co-creación van más allá de atender las necesidades de los usuarios, porque son el fruto de su propia implicación con el producto y con su uso. Esto significa que estos productos contienen en su diseño, el componente emocional propio de la involucración del cliente y en cierto modo reflejan y son expresión, de su experiencia con el producto. Son productos conceptualmente mucho más cercanos a cliente
La co-creación añade un ajuste fino en la respuesta a la gran cuestión de una industria: ¿qué ofrecer a los clientes?